¿Quién tira la primera piedra?

Piratería: Atisbo de Corrupción
El Diario de Caracas 17-9-1999

Emilio Mendoza
https://ozonojazz.com/emilio/

La Piratería: Todos tenemos un poquito de ella. Es la naturaleza humana, la ventaja, el provecho, el facilismo. Si nos ofrecen un disco compacto por Bs. 3,000 en vez de los acostumbrados Bs.12,000, ¿quién no lo compraría por el menor precio?
Los avances tecnológicos nos facilitan la vida pero también hacen nuestras trampitas mucho más eficientes, tanto así que el problema de la copiadera ilegal de los discos compactos musicales y los CD-ROMS ("rom" no "rum"), está atentando definitivamente derrumbar una industria millonaria establecida y exitosa desde que Edison inventó el fonógrafo: los autores y las disqueras. Ahora se puede duplicar o "quemar" los discos compactos en casa a un precio por debajo de mil bolívares, incluyendo la carátula escaneada que se imprime a todo color en una impresora de inkjet, igualmente casera.

La piratería era el apellido de los casetes, y es todavía un comercio activo, ilícito, típico de cualquier plaza, mercado o centro de bullicio: el vendedor de "casetes chimbos"con su corneta a todo volumen. Existe el peligro de recibir un casete mal grabado ? ya me ha pasado al pecar en una estación de servicio del interior. Los discos compactos ilegales también pueden presentar problemas, especialmente si son grabados a velocidades altas, pero la mayoría son exactos al original.

El CD-ROM fue la salvación para el mundo informático, que es prácticamente todo lo que nos rodea que sea construido por el humano, ya que permite guardar información de manera más permanente que en cintas, disquetes o discos duros. Antes de él, la información digital se guardaba en una variedad de soportes magnéticos altamente frágiles, que al pasar el tiempo se borraban solos, perdurando la información quizás máximo cinco años. CD-ROM significa "disco compacto de memoria que sólo se lee" (Compact Disc-Read Only Memory), es decir, tiene en su soporte material la capacidad de almacenar datos (memoria) que se pueden leer pero no re-grabar  ni borrar. Debo aclarar que se debe pronunciar con "O" y no con "U" como sucede comúnmente en Venezuela hasta de labios de técnicos avanzados en la materia. Traducimos: "cederrom" y no "cederrum" ya que si se escribiera en inglés "RUM" sonaría "ram" que es la bebida alcohólica Ron; y si se escribiera ROOM en inglés, sonaría "rum" como se acostumbra llamarlo en Venezuela y que significa un cuarto o recinto. ¿Quién habrá sido el que empezó esta descabellada versión de mal inglés? Por favor incorpórese a la cruzada de corregir la pronunciación  si oyen "rum" para no caer en vergüenza internacional.

Me confieso: he grabado casetes con música de la radio FM estéreo donde no hablan para que uno justamente pueda hacerlo, evitando así el gasto de adquirir el disco original editado. He sido un  pirata, aún siendo autor y no me gustaría que hiciesen lo mismo con mi producción. El audiocasete fue un peligro severo para las casas editoras de L.P de acetato, y lo sigue siendo hasta para los CD’s. Pero nos hemos acostumbrado a la calidad digital y ya preferimos, cuando podemos costearlo, comprar un CD que tener un casete chimbo. Quizás para tenerlo en el carro, donde todo se pierde, se roba o pasa a ser parte de un gran cenicero móvil.

Y ahora, con el quemador y una computadora, todo el mundo anda pirateando, duplicando discos de música, software por cantidades, juegos, programas, fotos, y últimamente sonidos bajados de la red en MP3, otra forma más de piratear de la ciber-era. La gran ventaja para los ladrones de información es que la copia es idéntica al original. La duplicación del CD crea otro original, en comparación con el casete que hace una copia irreversiblemente desmejorada. El peligro de la copia digital se había avisado con el casete DAT (cinta audio digital), ya que se podía copiar un CD completo en un casete minúsculo. Para evitar a los ilegales, se le colocó al DAT virgen un precio alto que hiciera la copia del CD poco rentable. Dentro del desarrollo de punta, los quemadores o tostadores de CDs permiten producir una copia a muy bajo costo y con tecnología accesible a cualquier humano casero que tenga una computadora, es decir, mucha gente en capacidad de producir familias de originales.

En las áreas vecinas como el casete de video VHS, Beta o Hi-8 encontramos  un lío permanente con la piratería: almacenes enteros repletos de videos chimbos listos para distribuir, locales de alquiler de videos que abiertamente se nutren de estas copias para reducir sus precios y tumbar a las grandes tiendas. La calidad de los videos baratos es muy inferior a la de las grandes tiendas, a veces pudiendo verse sólo un manchón rojo y con pésimo sonido, pero en épocas de crisis, nuestra moral baja su tolerancia y nos permitimos  caer en la tentación de disfrutar lo mismo y más actualizado, por mucho menos.

Venezuela sería la tierra de gracia para un abogado de derechos de autor. Basta pasearse por nuestras universidades y centros comerciales para llevarse cientos de papelitos con los teléfonos de quemadores que ofrecen duplicar cualquier música o software que desee, incluyendo la portada en colores, a un tercio del precio real. Es parte de nuestro país corrupto, que si queremos cambiarlo y mejorar nuestra especie venezolana, tenemos que empezar desde abajito: ¿Quién va a ser el primero que diga no a la piratería?

Que levante la mano . . .