Podemos aguantarnos si quieren unos cuantos meses más sin los aportes, ya reducidos muy por debajo del mínimo operativo requerido, si tan solo llegaran. La cultura tiene mucha más consideración y menciones en la nueva Constitución que en la anterior y agradecemos a la ANC por este logro. Pero la pregunta es: ¿Cuándo arrancan?
Por otro lado, teníamos una ANC que con su Subcomisión de Cultura realizaba tiros al aire, actos muy similares a los acostumbrados en el Congreso ya difunto, sin razón ninguna de ser ni existencia, favores a los conectados, amigos o a los que hacen la antesala necesaria para adelantarse al resto. Recordemos la dualidad ejecutiva que siempre existía entre el CONAC y el Congreso, otorgando este último subsidios a su antojo, burlándose del CONAC después de toda una planificación minuciosa con el PNS que realizara éste en torno a los subsidios.
¿Por qué se involucró la ANC en el problema de la pugna entre los miembros de la Orquesta Filarmónica de Caracas? ¿Sería simplemente para responder a la insistente presión con claros intereses políticos y personales de Morales Bance, que incluyó una velada musical de Vivaldi en el recinto de la Asamblea?
¿Por qué aparece otra orquesta sinfónica, ahora bolivariana, si ya tenemos un exceso de orquestas en la capital y en el país, tanto profesionales como juveniles? Son cinco en Caracas y 141 en el resto del país respectivamente, todas repitiendo la misma música. La mayoría de las orquestas continúan casi moribundas, siendo el broche de oro del momento la Filarmónica. La función de la orquesta sinfónica (en esas cantidades) dentro del desarrollo cultural del país, su impacto real fructífero a la sociedad y su respuesta a las necesidades prioritarias de la nación se viene cuestionando severamente dentro de una escasez total de recursos y ausencia de directrices para la cultura, por el hecho de que todas estas orquestas no cumplen con la premisa mínima de difundir la música de nuestros autores. Hemos heredado una actitud musical errada y anacrónica de los tiempos de la plusvalía y derroche. Responder ciegamente a las necesidades culturales a través de la constitución de otra orquesta sinfónica es un acondicionamiento que debemos cambiar. La cultura, y en nuestra prioridad del momento, la educación, va más allá del trato superficial que disparara la ANC inesperadamente, formando otro "problemita" sinfónico sin darse cuenta de que la mayoría de los profesores de música de conservatorios, para mencionar un sector pequeño pero aguantador, no han cobrado desde hace varios meses su sueldo miserable.
Constituir una orquesta no es simplemente
matar un tigrito en cualquier aniversario. ¿Qué tiene que ver el
Ministerio de Relaciones Exteriores en este asunto? Otro actor
más en la confusión. La idea no es formar un ventetú
para aliviarle la quincena a los profesionales que no han
cobrado en sus otras orquestas o conservatorios. No es
satisfacer otro proyecto aislado de cualquier amigo fastidioso.
Una orquesta es una institución de más de 120 personas con
deberes y derechos laborales, local, instrumental, programación
y debe contar con un cuantioso presupuesto estable. En la
realidad actual de la música en Venezuela, no hay espacio que
llenar con ninguna orquesta nueva. Si este ser de varias
cabezas que decide sobre la cultura se sentara a reflexionar por
un instante, y no se dejase influir por los que en vez de tocar
sus instrumentos tocan las puertas de sus amigos políticos; si
existiera una plataforma de comunicación, ya que los encuentros
realizados entre la oficialidad y el sector cultural han sido
básicamente monólogos y parapetos frustrantes, pudiéramos
ofrecerle un poco más de credibilidad a ese líder virtual de la
cultura, o le daríamos un poco de confianza para mantener la
espera en unos cuantos meses más de inacción. Pero
políticamente, señor Presidente Chávez, en cultura su gobierno
no está en nada.