Sirvió durante siglos de acento a los acento de la música sinfónica

Re-Percusión
El Diario de Caracas 9-7-1999

Emilio Mendoza
https://ozonojazz.com/emilio/
Hace ya unos días se efectuó el "I Encuentro Internacional de Percusión" en Caracas, organizado por el percusionista Juan José Pérez y la compositora Diana Arismendi. El evento se materializó gracias a la simple pero invaluable dedicación y labor titánica de sus coordinadores, en concretar un evento internacional dentro de la situación más desesperante de vacío económico. Hubo charlas, talleres y conciertos buenísimos y nos hizo reflexionar un poco sobre este instrumental, tan especial en la música pero que no ha recibido su merecida atención en las luces del escenario.
De la percusión se habla poco en los estudios musicales académicos, siendo el instrumental más joven de la orquesta sinfónica.  Incluso en la agrupación estándar de rock, el baterista siempre se sitúa detrás de los demás ejecutantes y su rostro queda escondido entre tantos platillos y parales. Por otro lado, nos encontramos en un país de una riqueza envidiable en música que utiliza la percusión como medio de expresión cultural. No sólo por su la calidad rítmica sino por la variedad de expresiones en todo el mapa cultural venezolano. A pesar de la escasa bibliografía existente, todos reconocemos el sabor seductor de los tambores en Venezuela, y nos mordemos los labios si en San Juán no vamos a bailar tambor. Pero el que quiera estudiar la Percusión venezolana tendrá dificultad en conseguir instrumentos de buena calidad disponibles, o transcripciones y métodos publicados que lo ayuden. Puede recurrir todavía, — ¡menos mal! — a los Talleres de la Fundación Bigott para su aprendizaje oral, y como último recurso, contactar a un percusionista directamente.

Debido a que la mayoría de los instrumentos de percusión no emiten alturas determinadas, como Do, Re, o Fa, éstos utilizan el lenguaje rítmico con preferencia para su expresión musical. De aquí proviene el sinónimo de que "la Percusión es igual a Ritmo", pero esto no siempre se cumplió: La percusión fue muchas veces un sonido de guerra, que inducía a la marcha en masa: Mozart incluye en Serrallo, entre otras composiciones, el estilo del ensamble guerrero turco, la batería Yanisario de platillos, triángulo, redoblante y bombo, efecto de la toma de Viena por los Turcos en 1741. Similarmente Gluck, Haydn y Beethoven recurren al ambiente "guerrero" creado por la percusión.

La orquesta sinfónica absorbió sólo estos instrumentos, y se mantuvo por mucho tiempo con su principal representante, el Timbal, respetable señor inglés que ni se despeina al conmoverse. La percusión sirvió por siglos de acento a los acentos, y más recientemente como añadidura tímbrica y a veces exótica a la orquesta sinfónica. En el cambio de siglo, en los grandes post-románticos como Mahler y Strauss, y más aún en los impresionistas Debussy y el exquisito Ravel, se empieza a resaltar el timbre como solución a la desintegración del lenguaje armónico tonal, y se logra con la ayuda de una percusión cada vez más variada y de delicado trato. De aquí en adelante el sinónimo se cambió a "Percusión igual a Timbre", a pesar de que Stravinsky emulara un gran tambor con la orquesta en su asombrosa "Sacre" de 1913. Los principios del Siglo XX van a ser la época de oro de la percusión, a pesar de sentirse que no llegó a su apogeo real y que proyectamos sucederá sin duda en el Siglo XXI.