Presentaciones privadas de sanación con el curandero africano
Priester Omoniyi Okonfo, quien por pedirle que me pagara parte de
lo que estaba cobrando por las curaciones que hacíamos, tanto para
mí como músico profesional como para los otros músicos aprendices
que yo coordinaba, entré en serios problemas: me empezó a
controlar los sueños y estaba teniendo constantes pesadillas que
no me permitían dormir, y me estaba volviendo loco. En una de las
curaciones me pidió, retándome, que hiciera la danza d ela muerte
con una bandera negra y, como yo me la había estudiado y la tenía
de memoria, suás, se la bailé enterita mientras él tocaba el
tambor, terminando la danza clavando el mástil de la bandera a sus
pies y mirándolo directamente a los ojos por varios segundos en
silencio. Después de este incidente, no tuve más pesadillas y
desde luego, no seguí haciendo música con este personaje y me
decidí ir a Ghana a aprender esa cultura musical y de danza in
situ.