A través de una forma
musical complicada, modulante y cíclica, la pieza tiene la
intención de expresar desarraigo y hacer sentir al oyente
perdido y confuso.
En ritmo binario de
bossa junto a instrumentos culturalmente lejanos como el
sitar, tampura y el tablã de la India, pudiera ilustrar el
estado anímico de Cristóbal Colón en su primer viaje al Nuevo
Mundo –completamente perdido– cuando por error de cálculo de
distancias, pensaba haber llegado a la India, ya que este país
era su planificado destino.
Pero la pieza desea
también transmitir el estado actual de los venezolanos,
existiendo en una grave situación, sin rumbo, sin saber cuándo
ni cómo nada va a cambiar. Junto a Evolución, ambas piezas
representan el fruto del contacto con la cultura de la India
que ha sido posible a través de sus representantes en la
Embajada de la India en Caracas.
Comentario Una extraña composición de todo punto de
vista... Una bossanova con instrumentos de la India, y con
sonido a guitarra clásica... ¿Qué es esto?
Al salir de una casa de una amiga en Londres, como
adolescente en 1967, pillo en la esquina en un estante al
lado de la puerta un disco LP amarillo de "Andrés Segovia
Plays Bach" y se lo pido prestado. No conocía a Bach para la
guitarra hasta ese momento, sólo su producción de las Suites
para orquesta y los famosos Brandenburgueses que mis padres
ponían siempre al comer en familia. Este disco tenía entre
otras delicias de Bach transcritas a la guitarra por
Segovia, la famosa Chaconne en Dm de la partita para violín
solo de J. S. Bach, la gran pieza que asentó la guitarra
como instrumento del mundo clásico en los años '30 en la
cruzada por Segovia. La escuché sin parar por meses y en la
tentativa de sacarla en la guitarra sin partitura y sin
técnica ninguna, me salieron una serie de acordes y
progresiones que se convirtieron en una pieza que me daba
vueltas y vueltas muy similar a la experiencia de la
Chaconne de Bach.
Esta pieza, sin nombre ni estructura fija, la cargué en mis
hombros por décadas y años hasta que con Ozono en prácticas
seguidas, fue tomando forma definitiva junto a Juan en la
guitarra doce y Dha en el tablã, convirtiéndose en una de
las piezas favoritas del percusionista. Como uno de los
atractivos favoritos en los conciertos con Ozono en pequeño
formato era para mí jugar con la forma de las piezas, dado
caso que tanto Juan como el Dha me podían seguir a cualquier
parte que yo saltara sin preaviso, aunque a veces una
sonrisa o breve mirada bastara para que ellos supieran que
yo estaba jugando a la improvisación formal.
Esta pieza tardó muchos conciertos con Ozono para llegar a
tener una estructura formal definitiva, fue para mí un
laberinto compositivo porque nunca estaba decidida su forma
final... Construida con progresiones armónicas pegostozas
(de cuartas por ejemplo), doy vueltas y aterrizo y doy
vueltas, llegando a ciertos plateaux como para
descansar y luego modulo, creando incertidumbre, lo que
originó su nombre. Jugamos con el concepto de Colón en su
viaje perdido creyendo haber llegado a la India y el sitar
en manos de Churrogreen le quedó perfecto dentro de esta
construcción imaginaria de estar perdido, pero realmente la
sensación se me hizo consciente al tocarla en su forma
definitiva luego de haberla grabado cuando le explicaba al
público que la pieza tenía la sensación que todos sentíamos
en Venezuela de no saber nada adónde vamos ni a dónde ni
cuándo vamos a llegar.
Video
Concierto en el cierre del II
Congreso Venezolano de Ecología Social,
Brújula Ecológica, Universidad Monteávila, Caracas,
13-11-2010.