SENTIR DEL VIENTO (Emilio
Mendoza)
G 59 - 64 blanca. 118 - div. ternaria
La pieza fue dedicada al aire en
movimiento, es decir, al viento. Esta idea, como
sucede en las composiciones que describen ríos,
mares o tormentas, afectó el resultado sonoro en
términos de su estructura musical en función de
una caracterización de flujo constante, de
movimiento, de cerca y lejos y de vueltas,
movimiento horizontal, invisible, casi de
fantasmas y espíritus, de soledad y rapidez
volátil. Especialmente en el final de la pieza,
se tomó cuidado de expresar esta sensación con
el trémolo de la guitarra en una sola cuerda
(1), y el trémolo sul ponticello del contrabajo,
que suena a un murmullo perdiéndose en la
distancia del silencio.
Música
• CD OzonoJazz
en Vivo,
Hotel
Humboldt,
Caracas,
2021
(guit
6, 12, voz, sax,
bajo, bat,
perc, marcs)
• En distrokid.com
(Audio)
• En YouTube
(Audio)
Comentario Una composición
delicada que ha recibido muy poca
atención, habiéndose tocado en vivo
sólo dos veces: en el Restaurante
Los Sanabria en San Antonio y en una
gira por Mérida donde un estudiante
universitario realizó un audiovisual
para mostrar en el concierto en
vivo, con un poema insonoro, es
decir, escrito para ser leído
mientras se escucha la música y se
ven las fotos del audiovisual. La
pieza tiene la sutileza de presentar
el mismo contenido dentro del joroponovo,
pero a tocarse primero con el
sentido rítmico de a tres (3/4) y
luego la segunda vez a dos (6/8), lo
que le cambia el "feeling" y
la acentuación de las notas, su
ritmo. Exige luego del guitarrista
poder ejecutar un arpegio rápido y
luego trémolo al final, que no es
muy común por su exigente técnica.
Al igual que Evolución, Sol
de Mañana, entre otras piezas,
su manufactura fue realizada con las
guitarras Godin a mano, teniendo la
oportunidad de tocar muy arriba en
los trastes superiores sin
desafinar, por lo que se aprovecha
toda esa región, que sin el cutaway
sería muy difícil acceder.