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Diablos

DIABLOS DANZANTES DE CHUAO


La celebración se inicia en Chuao el día miércoles previo a la fiesta del Corpus con la Caída de los diablos: acto que consiste en realizar la Rendición ante el altar colocado frente a la Cruz del Perdón, a la cual, en tiempos de la colonia, se abrazaban los esclavos para escapar del látigo o pedir misericordia al Señor. Al mediodía , el recorrido de los diablos es acompañado con el sonido de la Caja y el repicar de las campanas de la iglesia.

El grupo de danzantes es dividido en tres legiones, una encabezada por el Primer Capitán, la otra por el Segundo Capitán y la última por la Sayona. La estructura jerárquica en el grupo de danzantes constituye un aspecto similar al de otras poblaciones. El Primer Capitán es la mayor jerarquía y preside la legión durante el primer repique el dia de la Caída y administra los fondos de la Sociedad. El Segundo Capitán se encarga de vigilar el recorrido de los diablos por el pueblo, y dirige la legión en el segundo repique. La figura del Capataz la ejerce el más viejo de la Sociedad. La Sayona es un hombre vestido de mujer y con máscara de diablo, quien representa a la esposa del Capataz, madre de los diablos . Su fin es ahuyentar al Diablo en caso de que se cuele dentro del grupo, con la oración del Magnificat. Comanda la tercera legión.

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Luego los danzantes llegan a la Casa de la Sociedad. La Sayona es la œltima en entrar, ejecutando un baile frente a la puerta, hasta llegar al interior de la casa. Allí, frente al altar, los danzantes -sin la máscara puesta- rezan y cantan dirigidos por una mujer. También bailan la Mojiganga. El resto del día, los danzantes realizan visitas a las casas de los capitanes de la Sociedad -tanto vivos como los ya fallecidos-.

Se realizan coreografías colectivas propias del grupo, tales como la Mojiganga, el Carabalí, la Rueda y la Dancita En cuanto al aspecto musical, se utilizan la Caja y el Cuatro, el cual es usado sólo el jueves de Corpus Christi durante la procesión. La Caja, al igual que en Naiguatá y San Francisco de Yare es el instrumento predominante en la festividad. Sin embargo, el Cuatro adquiere carácter relevante el día Jueves de Corpus, para acompañar la procesión del Santísimo Sacramento con un toque denominado Dancita. Los diablos apoyan musicalmente a la Caja o el Cuatro con los cencerros que cuelgan de su cinturón y una maraca que llevan en la mano derecha. En la Caja se ejecutan diversos toques relacionados con diferentes momentos de la celebración: llamada a los diablos, recorrido, día de la Caída y visita a las casas.

El uso de las máscaras está sujeto a normas, de allí que la posición de éstas varía según el lugar donde se encuentren. En la iglesia y en los altares los rostros permanecen descubiertos y las máscaras cubren la parte superior de la cabeza. En el interior de la viviendas, los diablos pueden quitárselas y durante el recorrido por las calles del pueblo deben cubrir sus rostros. Referencias directas con máscaras africanas han sido establecidas por Angellina Pollak en sus trabajos de investigación.




La figura de la mujer como depositaria y trasmisora del conocimiento oral formal es de vital importancia en medio del aislamiento de esta población. Mujeres como Romualda, Tecla y Augusta en tres momentos generacionales diferentes han fungido como parteras y guías espirituales de Chuao.
La memoria de la esclavitud se mezcla con la cultura del Cacao para envolver esta tradición dentro de una territorialidad marcada por el espacio que media entre la iglesia y la Cruz del Perdón.
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