"Alborada" fue mi segunda composición dentro del arte musical, habiendo escrito anteriormente unas cincuenta canciones medio folklóricas para voz y guitarra (en inglés), y piezas experimentales para una agrupación de rock Catálysis, así como ejercicios de composición como estudios de estilo dentro de las clases con Yannis Ioannidis. Su título significa la música o los sonidos del amanecer, utilizado metafóricamente como inicio de mi carrera como compositor.
En la pieza se establece un diálogo entre sonidos "puros" o de frecuencia determinada, y sonidos "ruidosos" o de composición tímbrica compleja. Se aprovechan recursos tímbricos no convencionales de los instrumentos sin que les causen ningún daño físico. Un ejemplo es pasar suavemente el extremo de un lápiz por las teclas del piano como si fuera una gran charrasca o güiro, lo cual produce un sonido muy interesante similar en su esencia al arpegio de la Viola en los primeros compases de la pieza.
En este diálogo
se incluye el silencio como un sonido ruidoso, apareciendo en
bloques que se van desfasando con los bloques anexos de
sonidos determinados. A pesar de toda esta trama, la pieza es
divertida de ejecutar, terminando con una sorpresa en la que
el pianista deja caer cerrada la tapa del teclado con el pedal
pisado, y el pianista sigue produciendo el arpegio del
principio pero ahora en forma ruidosa, tocando con los dedos
sobre la madera de la tapa cerrada.
Con la edición
de la partitura en Nomos Verlag, la grabación profesional por
la Radio Nacional de Venezuela, las varias ejecuciones
públicas por el dúo Farina-Ímaz en Caracas (UCV, USB), la
selección al Festival de la ISCM en Boston y varias
entrevistas en la prensa capitalina, esta pieza representó un
gran empujón a mi carrera como compositor, siendo mi primera
composición "oficial".
Ver Curriculum Vitae del
autor, pag. 47, Referencias Hemerográficas, para citas de
periódicos sobre este evento.