PASAJE
Emilio Mendoza


para 13 instrumentos de cuerda
(4 Vln., 4 Vle., 3 Vc., 2 Cb.)

1976 / 6 min. 8 sec.
  

Ejecución de la Omroeporkest, Hilversum, Países Bajos, Dir.: Francis Travis, en el estreno dentro del Festival Gaudeamus (9/9/1978).

Partitura

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Versión
original en Edition Nomos, Athens, 1976 SubVerlag Gerig, Cologne, después Breitkopf & Härtel, Wiesbaden, ahora ArteMus, CA.
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Distinciones

Grabación
mundos

CD Mundos - Emilio Mendoza Caracas: ArteMus, 1998.

Pasaje es un homenaje al Tiempo. La pieza camina, oscila como un todo, y tiene también movimiento interno. Se origina con sonidos muy cercanos al silencio, casi murmullos, a través del arco friccionando la madera del puente de los instrumentos. Nace proveniente de lo más distante desde las sombras del fondo. El impulso del pensamiento interrumpe, descoordinado al principio, y aparece el orden individual a través de pulsos regulares y diferentes en cada instrumento. Cuando nace el sonido continuo, como si brotara de un arroyo en un muro de tierra, empieza la ondulación y el movimiento interno. Un ejemplo de este recurso es el pasaje de bandas de dinámica que se aprecia en el gráfico siguiente, en los compases 30 al 35, de un lado al otro (arriba es el lado derecho, abajo el lado izquierdo de la orquesta, el tiempo va de izquierda a derecha):

psaje
Gráfico Nº 1, Dinámicas (y = instrumentos de izq - der; x = T cp 30 - 36)

psaje 2
Gráfico Nº 2, Alturas  (y = altura; x = T cp 30 - 41)

En estos mismos compases, una banda de 13 alturas diferentes oscila de arriba a abajo, y a su vez dentro de ésta, una banda de cambios de densidad de notas dentro de un registro oscila en movimiento contrario. Se dirigen ampliándose hacia extremos de todo el registro de alturas para luego reducirse al unísono en todos los instrumentos por el compás 41. La oscilación del volumen y dinámica del unísono en todos los instrumentos se logra al tener cada uno de los trece instrumentos, duraciones diferentes de sonido del unísono. Así el cúmulo de unísonos que coinciden es cambiante y oscilante. Se abre eventualmente el unísono a sus octavas y quintas, la masa que se mueve es muy tímbrica por las cuerdas tremoladas, y se consigue un clímax. Se disuelve la presencia acentuada en hilos por el espacio que se cruzan y se afinan hacia un centro pequeño. Al final, pasa un viento de memorias como un abanico que se abre y se cierra, la aleteada inocente de una mariposa vista muy de cerca, tan cerca que se siente el pasar de su viento.


Textos sobre la composición (1976):
 
La pieza se desarrolla en varias "dimensiones", como por ejemplo el espacio real (izquierda - derecha), el espacio psicológico de las alturas (alto - bajo), intensidad (piano - forte), concentración o vacío de actividad, entre otras. Siempre hay un incesante movimiento ondulante o pulsación en una dimensión, o también en varias a la vez. Hasta cierto punto, el uso de gráficos ayudó mucho en el proceso compositivo como una manera de ajustar con más precisión lo que se tenía pensado lograr, y para ayudar a conseguir la textura en mente. Con este material, traté de construir un pensamiento musical con una textura característica. La idea general fue el transcurso de algo frente a un observador estático. Esto es una característica propia de la música por su acontecer en el tiempo, donde los sonidos pasan frente a la memoria del oyente estático o viajando en su mismo tiempo.

En este sentido es equiparable, aunque al revés, a las obras cinéticas de nuestros autores plásticos, en las que la vibración y vida de las obras sólo son conseguidas cuando el observador se desplaza frente a ellas. He encontrado estas obras de arte venezolanas (Otero, Soto, Cruz-Diez), ser muy musicales en general, y una semejanza con mi pieza respecto a la apariencia de sus texturas no es casual. El pasaje del tiempo envuelve totalmente la percepción del ser humano desde el transcurso de la vida, tanto a nivel biológico como a nivel personal de días rutinarios, hasta el correr de la historia frente al ser global, con sus ciclos repetitivos, homogéneos pero diferentes en sus detalles. Nacido en movimiento, el ser humano se encuentra dando vueltas y ondulando en su órbita, y no le queda más por hacer que seguir viviendo, sin fin ni meta, andando en su pasaje, en su propio tiempo, en su vida.

La pieza está dedicada al antiguo pueblo Maya, por su gran sentido y filosofía del tiempo. Su nombre en esbozo se denominó "La Órbita Humana". Se inició su composición a principios de 1976, aún en Venezuela y se culminó en Düsseldorf, en el apartamento de Tannenhofweg, donde se residenciaba con Alfredo Rugeles hasta 1977.


Texts about the composition (1976):

The general idea is the passing of something in front of a static object. I think this is a characteristic inherent to music for its occurrence in time, where the sounds pass in front of the static listener's memory. The same seems to happen, although in reverse, in the works of the kinetic artists such as Alejandro Otero, Jesus Soto and Carlos Cruz-Diez. There, the work's life and glitter is only perceived when the observer moves or passes by the sculpture. I found these works particularly musical and a resemblance to my piece concerning the appearance of their texture is not accidental. The passage of time involves the human being's perception totally –from the passing of life in a biological sense and at the personal level of days of endless routine, to the course of history in front of the total human being with its repetitive cycle, identical but always different in detail. Being born in movement, the human being finds itself going round oscillating in an orbit, and has no more to do but to live, with no end nor goal, enduring the passage. This piece is dedicated to the ancient Maya civilization for its great sense and philosophy of time.

The louder crescendi move from left to right and left again, these being as well longer and sustained.Similarly but in contrary movement, there is a displacement of a quieter mass of crescendi of more activity (greater number of events in a determined time), from right to left and right again. This adds up to a great pulsating conglomerate. Graph Nº 2, which is simplified, shows the movement of the total orchestral pitch in the same bars. Although each player changes constantly the notes they play, all the instruments keep within the band shown in the graph. The total pitch of the orchestra moves upwards and downwards, and eventually rises. The smaller band of broken lines denotes the region of pitch where most of the instruments play. That is to say, that although the wide band is maintained throughout, there are more instruments playing (concentration) in the smaller band of contrary movement, producing an overall sense of pulsation.

Masses in movement are created by other means as for example the different pulses (bars 42 -53) which bring put different intensities of the unison where coincide or not with each other. Here a group of faster pulses oscillates too from right to left.  More isolated examples could be given, but it is not my intention to explain the work in words. With this I hope to approximate the reader to an idea of the material involved and the general texture of the piece. It is not a scientific nor serial work and the graphs were only used as a help to create the texture I had imagined, and with them construct a musical discourse.